Friday, July 28, 2006

¡A QUE NUEVA YORK ESTUVO GENIAL! (Versión 2)

Como suele suceder cuando uno escucha algo que se dice sobre él y que le transporta al pasado, Peter Johnson sólo fue capaz de dar una respuesta decente, una decente defensa de su elección, de su punto de vista, tras controlar su sorpresa y pensar con relativa sensatez, o lo que es lo mismo, mucho después de que la conversación con su ex hubiera terminado. A la mañana siguiente, de hecho, tras la segunda taza de un café bien cargado y una ducha fría.

La ex de Peter, aka, Bug Eyed Peter, Victoria, comentó, en una conversación que había considerado de poca importancia trascendental, que se había sorprendido de que sus gustos musicales, los de él, no hubieran cambiado en los muchos años que habían pasado desde que se dieran el último adiós y se preguntaba por qué demonios no había evolucionado con los tiempos, y le acusó de sufrir de una alta dosis de insalubre nostalgia.

Peter lo interpretó como una puñalada trapera. Una auténtica indirecta.

El no había imaginado un giro semejante en la conversación que, hasta ese momento, había incluido una carcajada por minuto. Tampoco había captado su tono humorístico.

Una respuesta, una idea que, como es de esperar, nunca llegó a las cuerdas vocales de Peter, es que una conversación con una ex, con quien no se ha tenido contacto en años, es sólo interesante por lo que tiene de reavivación de recuerdos compartidos, pero el metió la pata, todo se lo tomó al revés y se irritó, enfurruñándose y tornándose verbalmente agresivo. La noche terminó en batalla.

Así que pasó la noche solo, cosa con la que no había contado, sudando copiosamente, dando vueltas en las arrugadas sábanas, sin poder dormir, pensando en todas las genialidades que debería haber dicho, involuntariamente recordando la noche anterior, lo poco que recordaba empeorando cada vez más. Su sudor de un olor cada vez más agrio.

Después de todo, podría haber dicho, si la bombilla se le hubiera encendido, “recordar” consiste en vivir una versión del pasado en el presente, ya que él nunca estuvo satisfecho con el término “nostalgia”. La nostalgia es demasiado acogedora, demasiado autocomplaciente, demasiado triste. Sentimentalismo por un pasado perdido. La nostalgia conlleva cierto grado de lamento, lamentando que los detalles se desdibujen, lamentando que no volverá a suceder mañana, que de hecho podría, sabía Pete, si cambiáramos la terminología un poco. O si se hubiera mordido la lengua.

Así que añade a otra persona con su versión y el entretenimiento estará garantizado. O al menos hasta que Bug Eyed Peter meta la pata y se lo tome todo al revés y redescubra ese otro recordar. El recordar que más vale olvidar.

¿Has jugado a ese juego alguna vez? A contarse una historia al oído en grupo? Recordar es todo un mundo. Nunca se recuerda exactamente lo que sucedió, sólo se recuerda lo que se recuerda la última vez que se recordó. Cuanto más se recuerda menos fiable es el recuerdo, pero no por ello es el recuerdo menos agradable.

Añade a la ecuación cierta dosis de exageración, cuyo pecado Peter felizmente admite cometer y el pasado vive y crece en el aquí y ahora. La memoria se forma en el presente, como esta historia de la noche de Pete, Bug Eyed Peter, con su ex y sus resultados, victoria por Victoria. Una vez más.