Saturday, July 12, 2014

PRELUDIO DE UN PENSAMIENTO, DULCES NIÑAS TERRORISTAS




El detritus de una velada nocturna, de la comida, de la bebida, de la conversación, de los chistes malos y las buenas risas, está esparcido por el mantel negro. La música de fondo y los invitados hace ya tiempo que se han ido, llevándose con ellos todos sus ruidos, sus palabras, sus buenas filosofías y sus mejores argumentos.  Las cortinas, de terciopelo rojo sangre, están echadas. Tres copas de vino, en íntima proximidad forman un pequeño grupo familiar, nosotros los últimos en darles descanso. Posos en dos de ellas, las tres empañadas por huellas de dedos que me confirman que todo ha salido fantásticamente bien.

Las dos os fuisteis a la cama hace ya un buen rato, pero yo estoy demasiado cansado para poder dormir así que estoy absorto en la nada, coqueteando con todas las ingeniosas respuestas que no di y que, como siempre, llegan demasiado tarde para ser utilizadas. Coqueteo con los recuerdos de un tiempo en el que disponía de más futuro que pasado. Sé que hay pensamientos de los que puedo escapar, pensamientos que puedo reeducar, y pensamientos que volverán una y otra vez con exquisita terquedad. Los de este momento en particular, soy consciente, son sencillamente los mismos de siempre, pero más meditados, rumiados con un vocabulario más sofisticado, un reflejo de la compañía que frecuentamos, pero en este momento pienso con palabras, preludio de un pensamiento. 





....En algún momento es como vivir en una película o en una oscura novela....

¡Brindo por ti, sí, por la exquisitez fragante y sublime! ¡Y un brindis por quienes nunca entenderán completamente las razones! ¡Belleza, no deseo conocer tu verdadero rostro! ¡Oh, horrible carroña corrompida! ¡Carroña! La cigüeña carroñera, Marabou, no se posará para darse un banquete, ni tampoco se cubrirá de gloria lasciva alguna.

....Juego, patrón de movimientos, la realidad no tiene sustancia, ni restricciones....

¡Un brindis! ¡El brindis más glorioso por la chica  más exquisita y rencorosa! ¡Crúor! El odio se disfraza (se viste) de belleza. Mis ojos, unos ojos tan tristes, testigos una y otra vez  por los siglos de los siglos amén. Mis tristes ojos, oh, pero eternamente tristes, pues la putrefacción irrumpe para siempre, siempre, jamás un día, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo, para cerrar la herida, ni en este momento ni en el molesto recuerdo, que no sabe de tiempo.

....Dulces niñas terroristas, brindo por vosotras! Nunca sabréis por qué. ¡Carroña! Marabou no se posará, ni se camuflará con lascivia.... todos se camuflan con lascivia....





Si hubiera cine, si hubiera una película, yo, en algún momento, viviría como un personaje de la misma película, o acaso en mi propia oscura novela, consumiéndome, desapareciendo, por momentos más frágil cada vez hasta que dunas de polvo imperceptible engulleran éste, mi decrépito cadáver.

.... Ojos tristes, de todos modos, todo se repetirá....

¡Un brindis! ¡Levanto mi copa a la consumación del juego, pues la vida no es más que un concurso, una confusión, un patrón de movimientos. Nunca hay ganancia, nunca hay ganador y por eso, me atrevo a sugerir, la realidad no tiene sustancia, y por lo tanto, no tiene restricciones.

.... En la sala de maniquíes lo que parece cera lentamente se desliza fuera de las armaduras, con las caras de los infames ahora irreconocibles. La temperatura aumenta.... ojos de vidrio, cual canicas, se agrietan en una colisión desordenada por el suelo.... nunca hubo nada tras ellos en ningún momento....